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La modificación de alguna parte del cuerpo por razones estéticas se ha convertido en algo cotidiano gracias a la democratización de la cirugía estética. No obstante, no hay que olvidar que cualquier intervención quirúrgica hay que meditarla valorando sus ventajas e inconvenientes, ya que la propia entrada en quirófano conlleva ciertos riesgos que los especialistas deben explicar en las consultas previas al día de la operación.

Una de las intervenciones estéticas más demandadas es la rinoplastia, es decir, la remodelación de la nariz. Como respuesta a los inconvenientes que supone una intervención quirúrgica han nacido procedimientos menos invasivos, como las infiltraciones. Y, aunque las más populares son aquellas que borran arrugas y dan volumen a los labios, también existe un procedimiento para corregir la forma de la nariz sin una intervención quirúrgica de por medio.

plastic surgeon, observing the client face and sketch the lines where she planning to do the nose job
Kosamtu//Getty Images

Esta alternativa se llama rinoplastia líquida y los doctores Pablo Arias y Marta García Legaz, del Instituto Médico Ricart, la definen así: "Se trata de la aplicación de ácido hialurónico en la zona de la nariz para moldearla estéticamente. Debe ser un ácido hialurónico bastante denso para conseguir dar la forma que deseamos a nuestra nariz y que se mantenga. Solemos usar un vial".

Las ventajas de este procedimiento saltan a la vista. Y es que además de la eliminación de las complicaciones que pueden surgir en una mesa de quirófano, en este caso tampoco se requiere ni anestesia general, ni local, aunque, como apuntan los especialistas "el producto suele llevarla incorporada para disminuir las molestias".

Otra de las grandes preocupaciones de las pacientes que se plantean una rinoplastia es el largo y llamativo postoperatorio -ya que a veces pueden amoratarse ciertas zonas de la cara, sobre todo el área de las ojeras-, con la consiguiente baja médica. En el caso de la rinoplastia líquida todo esto se elimina y tras salir de consulta se puede, prácticamente, reanudar la vida normal: "No tiene baja social. Pero sí debemos evitar la presión en la zona. Por ejemplo, evitar gafas de sol, de ver, de piscina, o de nieve. La utilización de estas podría provocar que el producto no adquiera forma deseada o se movilice, en las primeras dos o tres semanas tras la inyección del mismo", concretan los cirujanos.

Hasta aquí todo lo positivo, pero esta intervención también tiene algunas limitaciones que debemos conocer. "No cualquier corrección se puede acometer a través de este tipo de infiltraciones", apuntan los médicos estéticos. Este procedimiento únicamente se puede realizar cuando se trata de una modificación estética: Habrá pacientes con defectos del tabique (tabique desviado, hipertrofia de cornetes..) que no serán subsidiarios de una rinoplastia líquida y que deberán ser evaluados por un otorrino para realizar la intervención quirúrgica correspondiente", sentencian Arias y García.

nariz
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Dentro de los aspectos menos positivos, también cabe destacar que estas inyecciones no tienen un resultado definitivo: "El ácido hialurónico se va reabsorbiendo poco a poco igual que en otras zonas del cuerpo, por lo que hay que repetirlo una vez al año si se desea. No obstante, en la nariz suele durar algo más de un año", detallan los expertos. Si se desea un resultado para toda la vida, si que se debe optar por la intervención quirúrgica. Los doctores también explican que si tras la rinoplastia líquida, se quiere conseguir un resultado definitivo, es posible pasar por quirófano, pero recomiendan dejar pasar un año y medio, de manera que el ácido ya se haya reabsorbido.

Por último, los doctores inciden en que el hecho de que la técnica no requiera el paso por quirófano, no la convierte en la técnica fácil. "Por ahí pasan unas arterias, una inyección inadecuada del producto podría llevar principalmente a una necrosis de la piel", indican. Por esto es muy importante ponerse en manos expertas que conozcan a la perfección la anatomía de la nariz.