• Ansiedad: guía para identificar sus comportamientos
  • Ansiedad: estas son las pautas para apoyar a quienes la sufren
  • Ansiedad: comportamientos y síntomas de este trastorno

El ritmo de trabajo, las relaciones con otras personas, la organización de tu casa, la alimentación, el estilo de vida... Las causas de la ansiedad son tantas que en numerosas ocasiones determinar cuál es exactamente la que está alterando nuestro bienestar resulta complicado. Sin embargo, si tienes un trabajo estable, ¿por qué sientes que no? Si todo tu entorno sigue preocupándose por ti, ¿por qué sientes que estás sola? Si económicamente puedes permitirte vivir (y no sobrevivir), ¿por qué te sientes tan insegura? La respuesta es fácil, pero no obvia: son tus pensamientos lo que te están haciendo daño. Es decir, eres tú misma la que se está haciendo daño.

¿De qué forma nos afecta la forma en la que pensamos?

A pesar de que los pensamientos nos acompañen todos los día de nuestra vida y en todos los momentos (incluso en nuestros sueños), hay ocasiones en las que aunque vemos normal sentirnos abrumados en determinadas situaciones, lo cierto es que podemos ser nosotras mismas los que estemos provocando este sentimiento. Ni fomentamos los pensamientos buenos, ni sabemos gestionar los malos. Y esto desemboca, por supuesto, en una ansiedad generalizada difícil de enfocar.

¿Eres capaz de no juzgarte tras tomar una decisión? ¿Te cuesta escoger y reaccionar ante determinadas circunstancias? ¿Te sientes mal con cada elección que tomas? ¿Te persiguen tus pensamientos de forma constante y no puedes o consigues dejar la mente en blanco? No te preocupes, que esto te pase es mucho más común de lo que te imaginas, pero debes poner solución.

¿Cómo se puede combatir la ansiedad?

Tienes que pararte un segundo, esta vez sí, a pensar si es tu entorno o eres quien está provocando estos pensamientos. Identificar el problema y, luego, gestionarlo. Puedes acudir a terapia o a un profesional que te dé las claves que necesitas y así comenzar a controlarlos, ganar en seguridad y confianza y enmendar tu autoestima.

Tómate un respiro, descansa y medita. Intenta tomar distancia y piensa en qué le dirías a una persona que está siento sometida a la negatividad de sus propios pensamientos. Ahora, aplícatelo a ti y cuida tu salud mental.