Según Marie Linströmm, directora en España de Too Good to Go, "más de 2.500 millones de toneladas de alimentos se tiran cada año en todo el mundo, de las cuales 7.7 millones de toneladas de desperdicio provienen de España". Un hecho del que moralmente deberíamos sentirnos culpables, teniendo en cuenta los índices de pobreza a nivel mundial (especialmente en países subdesarrollados), y la pobreza alimentaria que, también en nuestro país, sufren un alto número de familias.

Este desperdicio de comida influye también al medio ambiente, ya que estamos produciendo alimentos de forma totalmente innecesaria que, sin haber sido consumidos, acaban en la basura. Por eso no es de extrañar que cada vez sean más las campañas, tanto por parte de las instituciones públicas como de empresas privadas, sobre la concienciación del buen consumo de la comida, para intentar desperdiciar el mínimo posible. Para ello, tener claras una serie de pautas a la hora de hacer la compra, establecer una lista con lo que vayamos a necesitar para el resto de la semana o evitar comprar alimentos por simple antojo, puede ser de gran ayuda. Pero, una vez hecha la compra, la forma en la que disponemos los productos y alimentos en la nevera y la despensa puede ser crucial para evitar el derroche. Y no solo eso, sino que una buena organización influye de forma positiva en llevar una dieta equilibrada, mantener el sabor de los alimentos por más tiempo, ahorrar dinero e, incluso, ayudarnos a perder peso.

¿Cómo debemos organizar nuestra nevera?

Para entender cómo la forma en la que hacemos la compra y el orden en que disponemos los alimentos en la nevera puede influir en todos esos ámbitos, hemos consultado a una experta en materia. Rocío Maraver, nutricionista especializada en avances de calidad y tecnología alimentaria, nos explica la importancia de prestar atención al proceso de compra y organización de comida y nos da una serie de trucos para no desperdiciarla y aprovechar al máximo cada alimento.

Planificar la compra semanal

De poco sirve establecer un orden en nuestra nevera si no prestamos atención a la compra semanal y nos dejamos llevar por antojos o la llevamos a cabo sin una planificación previa. Invertir algo de tiempo durante el fin de semana para planificar platos, recetas y alimentos que ingeriremos durante los próximos días es crucial para comprar únicamente lo que necesitamos. De este modo, consumiremos todos los alimentos sin desperdiciar ninguno de ellos y, además, ahorraremos dinero evitando comprar comida preparada o rápida de última hora por no tener nada en la nevera.

Todos conocemos, en mayor o menor grado, la teoría facilitada por los expertos en nutrición; pero, entonces, ¿por qué acabamos llenando nuestro carrito de productos procesados y terminamos tirando los alimentos frescos a la basura? El error más común, tal y como nos explica Rocío Maraver, es hacer la compra con hambre. "Las grandes superficies están diseñadas para tentarnos con los productos que, a priori, no se encuentran en la lista de la compra, pero captan fácilmente nuestra atención. Pensemos qué suele haber en la caja del supermercado; chicles, chucherías, chocolatinas, caramelos...", comparte la experta.

Sin embargo, no es lo único que nos incita a comprar de forma abusiva; la nutricionista habla también de las ofertas y descuentos en productos seleccionados que, inevitablemente, nos hacen gastar más dinero haciéndonos creer, además, que ahorraremos a largo plazo. Por eso, Maraver insiste en la importancia de prestar atención a las existencias de nuestra nevera y planificar debidamente lo que vamos a consumir: "Mi consejo es comprobar qué tenemos en casa para evitar dobles unidades que acabarán caducando en la nevera. Después, elaborar un menú semanal intentando repetir ingredientes en días alternos para economizar el precio total y, por último, hacer la lista de la compra".

Qué sí y qué no debería haber en nuestra nevera

Somos conscientes de que cuantos menos productos procesados y azucarados haya en casa, mejor. Maraver incide en la importancia de tener una nevera rica en alimentos frescos y de buena calidad –y evitar los alimentos que nos envejecen– como frutas y verduras, carne, pescado, huevos y lácteos. Sin embargo, la nutricionista hace especial hincapié en la inclusión de conservas de pescado, verdura o legumbre, mínimamente procesados, así como la verdura y el pescado congelado, como recursos indispensables para tener siempre alimentos saludables y de calidad a nuestro alcance. Estos productos aportarán variedad y serán buenos aliados para esos días en los que no sabemos qué cocinar. "Cuanta más variedad tengamos en nuestra despensa y nuestra nevera, más recursos tendremos a la hora de alimentarnos bien y mejores serán nuestras elecciones", nos aconseja la experta.

Además, Maraver recomienda no almacenar demasiadas frutas y verduras en la nevera sino, más bien, comprarlas de forma semanal "para evitar que se pongan rápidamente en mal estado y así poder beneficiarnos de su calidad, tanto a nivel nutricional como organoléptico, con su adecuado sabor, olor y textura". Al fin y al cabo, aprovechar los nutrientes y el sabor de los alimentos, así como tener recursos saludables a mano son la clave principal para una alimentación saludable.

Pero el truco definitivo, tanto si queremos perder peso como si buscamos una dieta equilibrada, es tener a mano platos cocinados o productos listos para comer que sean nutritivos y saludables, y evitemos así pedir comida a domicilio o hacernos sándwiches y bocadillos con alimentos procesados. Además de los salteados de verdura o los mariscos y pescados congelados ya mencionados, Maraver recomienda "los botes de cristal de legumbres o verdura para improvisar una ensalada, huevos ya cocidos en la nevera, frutos secos (sin freír y sin sal)... Y, por qué no, tener un trocitos de pan integral congelados en la nevera para improvisar un buen bocadillo, ya que no tenemos por qué evitar comerlos, sino aprender a prepararlos de una forma más saludable, evitando abusar de los embutidos".

Otros platos preparados como las ensaladas de legumbre, el salpicón de marisco, las cremas de verduras, el hummus o la ensalada campera, que pueden aguantar varios días en la nevera, pueden ser grandes aliados.

Cómo organizar los productos

Este es otro de los factores más influyentes en la conservación de alimentos y aprovechamiento de todos los productos frescos para fomentar la alimentación saludable. la organización de todos ellos en la nevera. Para ello, Rocío Maraver nos aconseja utilizar la regla del first in, first out que, tal y como explica la experta, "consiste en que lo primero que metamos en la nevera sea lo primero en salir, para evitar que los alimentos se pongan en mal estado o caduquen. Así, reduciremos el desperdicio alimentario".

Por último, Maraver comparte una serie de trucos sobre almacenamiento, orden y disposición de alimentos y envases en la nevera para su mejor conservación, de forma que aprovechemos mejor la comida y la consumamos en su mejor estado:

  • Evitar guardar los paquetes de embutido o las latas abiertos, ya que pueden oxidarse y contaminarse. Para evitarlo debemos utilizar los tuppers de cristal. Además, el frío deshidrata y afecta a la calidad de los productos, por eso es muy importante almacenar los alimentos en envases herméticos.
  • Los tuppers de cristal también son el recipiente idóneo para las sobras de comida, mucho mejor que los platos envueltos con papel de aluminio. Otro consejo es etiquetarlos con cinta adhesiva para saber cuánto tiempo llevan en la nevera.
  • En cuanto a ubicación en la nevera, lo más recomendable es situar los tuppers de comida preparada en las baldas superiores y las materias primas como la carne y el pescado en la parte inferior, correctamente almacenadas en tuppers o en bolsas con cierre hermético, para que no pueda haber contaminación cruzada por goteo del producto.
  • Los productos frescos que no se vayan a consumir en los próximos días deben congelarse en bolsas cerradas herméticamente. Es mejor congelarlo directamente que dejarlo varios días en la nevera y luego proceder a congelarlo, para así aprovechar toda su calidad organoléptica y nutricional.

En definitiva, la organización de la nevera, la atención al estado y la caducidad de los productos, así como la planificación de las comidas semanales pueden producir un gran cambio en nuestra no solo en nuestra alimentación diaria, además de reducir el impacto medioambiental y el desperdicio de alimentos válidos para el consumo.