Digna sucesora del glamour y la elegancia de su madre, Grace Kelly, cada vez que la princesa Carolina de Mónaco aparece en público todas las miradas se centran en ella y en sus cuidados estilismos. Y en esta ocasión ha sido gracias a su habilidad y maestría para sacar el máximo partido a un básico de fondo de armario como es la falda negra midi, al combinarla con una original blusa con estampado étnico de Etro.

En el acto de clausura realizado con motivo del centenario de Rainiero III, al que también acudieron sus hermanos, el príncipe Alberto de Mónaco y la princesa Estefanía, Carolina de Mónaco volvió a hacer alarde de su buen gusto a la hora de vestir con un estilismo protagonizado por el tándem más efectivo, el blanco y el negro. Estaba conformado por una sencilla falda negra recta de corte midi y una blusa blanca fluida con escote en pico y manga larga ligeramente abullonada que incorporaba un original print de estilo étnico tanto en los puños como en la zona del pecho o en la lazada al cuello incorporaba y que Carolina de Mónaco llevaba anudada, un detalle que elevaba el resultado final. Una blusa con personalidad que le habíamos visto lucir con anterioridad y que pertenece a la firma italiana Etro.

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El estilismo, siempre bajo la sobriedad y elegancia que le han erigido como una de las mujeres más elegantes de la realeza europea de las últimas cinco décadas, lo completaban unas sencillas botas de caña alta confeccionadas en ante en color negro y cómodo tacón.

En cuanto al peinado, Carolina de Mónaco mantenía el que se ha convertido en su peinado comodín en el día a día en estos últimos años: la media melena suelta y perfectamente cuidada con raya en medio y el pelo detrás de las orejas.