Cuando llega el momento de lavarse la cara en invierno, el agua fría no parece ser una opción. O por lo menos no lo era hasta ahora, porque a partir de este momento el sufrimiento del contacto del agua gélida con nuestra piel no solo no nos va a importar sino que lo vamos a llegar a disfrutar. Y es que, quizás estamos demasiado preocupadas buscando las mejores cremas hidratantes y los ingredientes cosméticos más eficaces, pero en este artículo te explicaremos por qué el agua fría podría ser nuestro primer aliado.

¿Qué beneficios tiene el agua fría para la piel?

"El frío es capaz de producir reacciones fisiológicas en el organismo, cuyos resultados se utilizan como tratamiento sintomático para algunas enfermedades. La aplicación de frío a nivel local o sistémico con fines terapéuticos se denomina crioterapia, y se puede aplicar de diferentes formas: baños en hielo o agua fría, aplicación de hielo local, masajes con frío..." señala la Dra. María Sanz Almazán, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Por supuesto, el agua fría no serviría como sustituto a ningún tratamiento específico para el cuidado de la piel, pero sí servirá de complemento de nuestra rutina de cuidado facial para que los activos de nuestros cosméticos funcionen de manera eficiente. Son numerosos los beneficios que aporta la aplicación del agua fría en la piel, entre los que destacan los siguientes:

Mejora la circulación

El agua fría hace que se cree una vasoconstricción que protege al cuerpo de la pérdida de calor pero después esos vasos se dilatan y hacen que la sangre circule mejor, lo que purifica la piel y ayuda a que se oxigene. Gracias a una mejor circulación, la piel se verá más firme y elástica.

Mejora el colágeno y la elastina

El agua fría, al mejorar la circulación sanguínea, activa también la producción de elastina y de colágeno, una de las proteínas más abundantes del organismo que se va perdiendo con la edad y hace que se pierda la firmeza y la elasticidad de la piel.

Piel suave, firme y tonificada

Todo esto tiene como resultado que la piel se regenere y se vea más suave, firme y tonificada, además de hidratada. Y es que el frío destaca, entre otras cosas, por tener un efecto tensor y por ayudar a mantener a raya celulitis, estrías y flacidez al tiempo que elimina las células muertas.

Antiinflamatorio

Aplicar agua fría de forma directa sobre la piel puede tener un efecto antiinflamatorio. "El frío limita la liberación de sustancias inflamatorias por las células, haciendo que la respuesta inflamatoria sea menos intensa. Además, durante la inflamación se produce una dilatación de los vasos sanguíneos, que se contrarresta con la vasoconstricción secundaria a la aplicación del frío, disminuyendo el calor y el edema", añade la Dra. Sanz Almazán. La mejora de la circulación de la sangre consigue que la piel no se enrojezca, inflame ni tampoco se congestione, con lo que se desinflama sobre todo la zona de las ojeras. Este efecto mejora si incluimos en nuestra rutina de cuidado de la piel herramientas como el gua sha.

¿Cómo se aplica el agua fría sobre la piel?

La aplicación del agua fría sobre la piel es de lo más sencilla, pero debemos tener en cuenta diferentes aspectos. Si nos lavamos la cara de forma aislada, directamente mojamos la cara con agua fría, aplicamos el producto de limpieza y repetimos el proceso. Si optamos por lavarnos la cara en la ducha, podemos aprovechar ese agua fría también para tratar la piel del cuerpo porque ayudará a reducir visiblemente las estrías y la celulitis.

"Las duchas con agua fría son beneficiosas para mejorar la circulación sanguínea, por su efecto vasoconstrictor y relajante. Se debe aplicar el agua fría en sentido ascendente, es decir, desde los pies hacia las rodillas para mejorar el retorno de la sangre hacia el corazón. Se recomienda la aplicación de duchas de agua fría en las piernas para aliviar los síntomas secundarios a la insuficiencia venosa crónica: pesadez, hormigueo, hinchazón... que aumentan sobretodo al final del día", explica la experta.

Para ello, empezaremos mojando con agua fría los pies y la pasaremos rápido hacia la piel del rostro. Es importante que este proceso no dure más de 15 segundos las primeras veces. Después podremos alargar el tiempo de ducha fría hasta dos minutos para tonificar la piel del core y el abdomen. Siguiendo estos consejos, lograrás ver los beneficios de la aplicación del agua fría en la piel en cuestión de poco tiempo.