Es probable que el término SIBO te resulte familiar. Sin embargo, al igual que sucede con otros conceptos de campos dispares -como puede ser el ayuno intermitente o el beso arcoíris-, es probable que desconozcas de qué se trata con exactitud, qué lo provoca o qué síntomas posee o cómo, si es el caso, puede llegar a interferir en el día a día de quienes lo padecen.

La primera vez que llegó a nuestros oídos este acrónimo de dos siglas estuvo ligado a un mujer que, tras ser mamá comenzó a desarrollar una serie de síntomas que nunca había experimentado y que, estos, habían comenzado a pasar factura en su día a día. Así, tras un largo periodo de pruebas, fue, finalmente, diagnosticada con esta afección. Una valoración que posee una influencia cada vez mayor en el día a día y de la que apenas se conoce qué es, cuáles son sus síntomas o cómo puede llegar a interferir en la vida cotidiana.

O, mejor dicho, apenas se conocía; impactadas por este caso, hemos querido difuminar el desconocimiento que gira en torno al SIBO con ayuda de expertos en salud. Al igual que, por ejemplo, hace unos días nos ayudan a señalizar las 5 pautas que te ayudarán a quemar MÁS grasa durante la cena o qué diferencias existen entre el tofu o el pollo, pese a ser usados en la cocina de manera indistinta.

SIBO, ¿qué es exactamente y qué tipos hay?

Cuando hablamos de SIBO nos estamos refiriendo al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Como matiza la nutricionista de la clínica FEMM Leyre López Iranzu, pese al desconocimiento que se tiene, "es un trastorno frecuente, pero que está poco diagnosticado".

En líneas generales, añade, "se caracteriza por la acumulación excesiva de bacterias y otros microorganismos en el intestino delgado, debiendo estar presentes estos en el intestino grueso". ¿Consecuencias? La persona que lo sufre tiende a desarrollar inflamación crónica en la mucosa intestinal y, en consecuencia, molestias digestivas.

Asimismo, la nutricionista, señala la existencia de tres tipos de SIBO en función de los gases que generan las bacterias al fermentan. En este sentido, se pueden diferenciar: "el SIBO de hidrógeno, que suele cursar con diarrea producida por bacterias; el SIBO de metano, que tiende a estar relacionado con el estreñimiento; y el SIBO de sulfato de hidrógeno".

¿Qué puede llegar a incitar su aparición y desarrollo?

Como aclara la experta, las causas que pueden incitar o predisponer el sobrecrecimiento bacteriano son bastantes diversas. De hecho, podría estar desencadenado por una disminución en la movilidad intestinal, un déficit en las secreciones de los jugos gástricos, biliares o de las enzimas pancreáticas o, incluso, llegar a desarrollarse por causas anatómicas como son los problemas de funcionalidad de la válvula ileocecal -la que se encarga de comunicar el intestino delgado con el grueso- que permite el paso a bacterias o microorganismos que no deberían estar.

Ahora bien, "algunas patologías de enfermedades autoinmunes -como la enfermedad de Graves, el hipotiroidismo de Hasimoto o la artritis reumatoide- pueden llegar a estar relacionadas con el SIBO".

Síntomas y consecuencias del SIBO

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Los síntomas más comunes y los primeros que se diagnostican están enfocadas a la distensión y el dolor abdominal, meteorismos, flatulencias, diarreas, estreñimientos, reflujos y sí, la pérdida de peso.

Como señala Leyre López, "cuando existe inflamación, una de sus consecuencias recae en la mala absorción de nutrientes y déficit nutricionales como el hierro, la vitamina A, D, E y B12. En ese sentido “el paciente podría encontrarse cansado, fatigado o con anemia. Asimismo, también puede verse afectada su absorción de lactosa, fructosa e histamina.

En el caso de producirse en una embarazada, ¿puede llegar a interferir en el embarazo?

Estudios recientes han demostrado que la comunicación de la microbiota de la madre con el bebé comienza en los primeros días de concepción. Al fin y al cabo, "nuestra microbiota comienza a generarse antes de que nazcamos", señala.

Por otro lado, las recién nacidos que hayan sido expuestos a unos hábitos poco saludables -como tabaco o altos niveles de estrés- podrían llegar a desarrollar esta patologías en la vida adulta; están más predispuestos a desarrollar una microbiota menos saludable.

Cómo se diagnostica el SIBO, ¿qué pruebas implica?

Para el diagnóstico del SIBO se utiliza un test de aliento; es una prueba no invasiva bastante segura y simple que es bastante precisa a la hora de dictaminar este sobrecrecimiento bacteriano.

Durante el proceso se administra un sustrato (generalmente glucosa o lactulosa) y se va tomando una muestra del aliento cada 30 minutos, por lo que el paciente tendrá que ir soplando en el dispositivo varias veces durante la prueba. Después se analizan los gases y cuándo se producen. Si se produce más cantidad de un determinado gas demasiado pronto, la prueba se considerará positiva.

En esta prueba, se miden tanto los niveles de metano como hidrógeno. Para el sulfuro de hidrógeno todavía no hay evidencia suficiente.

Y si la prueba sale positiva, ¿qué tratamientos se pueden seguir?

Tras ser diagnosticado con SIBO, se pueden seguir tres tratamientos: el farmacológico, la gestión emocional -los altos niveles de cortisol pueden llegar a alterar el sistema inmunológico- y el dietético.

Señalamos el último caso; es importante "hacer un ajuste alimentario para tratar la causa. Es primordial recalcar, antes de adoptar una u otra dieta, consultar con un nutricionista para realizar una dieta personalizada que se ajuste a las necesidades que se tienen".

En líneas generales, se tiende a recomendar una dieta baja en FODMAPS -es decir, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables-, que tiende a estar ligada en una dieta pobre en hidratos de cadena corta; evitando ese exceso de fermentación y producción de gases.

Por otro lado, la experta recomienda que tras unas cuatro o seis semanas -a medida que vayan remitiendo los síntomas- ir reintroduciendo poco a poco determinados alimentos de manera pautada y bajo la supervisión de un especialista.

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¿Y por qué seguir una dieta baja en FODMAPS?

Hay evidencia científica que tiende a tener un aspecto positivo en la sintomatología de quien padece SIBO. Por ejemplo, retirando los azúcares fermentables evitamos que los microorganismos de nuestro colón se fermenten produciendo gas. Asimismo, esta dieta se caracteriza porque los alimentos que se consumen son fáciles de digerir.

¿Alimentos a evitar? Frutas como la manzana, pera, sandía o frutas con huesos es mejor evitarlas. Como sustituto, se recomienda la toma de cítricos como son: la mandarina, el pomelo, la papaya… y en el caso de los lácteos, es mejor optar por aquellas que no contienen lactosa.

La importancia de acudir al médico a tiempo

Como señala la experta, si no tenemos un buen diagnóstico y no encontramos la causa, "el intestino se irá dañando cada vez más, causando así una permeabilidad intestinal al perder su función de barrera ". ¿Qué quiere decir esto? Que cada vez dejará pasar estas sustancias poco favorables que podrían llegar del torrente sanguíneo a los órganos que: "podrían desencadenar en patologías bastantes importantes".

Vía: Women's Health ES