Cada vez somos más las que planeamos nuestras vacaciones con la intención de darnos algún lujo en la mesa. Por supuesto, nuestro destino tiene que ofrecernos otras cosas. Por ejemplo, unas playas espectaculares, bosques más que milenarios, montañas interminables o ciudades llenas de historia. Puede que el titular y la entradilla de este artículo te hayan dado ya alguna pista, pero tenemos una isla que cumple, de largo, con todos esos requisitos: Tenerife.
En Tenerife podemos pasar de maravillosas playas al pico más alto de España en pocos minutos. Podemos caminar por bosques con helechos gigantes que solo hemos visto en las películas o por ciudades levantadas en el siglo XV con vibrantes vidas culturales. También podemos disfrutar de un tiempo perfecto (todo el año) para andar, pedalear, correr, surfear, bucear, escalar o, claro, tumbarnos en las mejores playas o al borde de impresionantes piscinas que miran al Atlántico.
Pero, además de esto, Tenerife es un destino gastro que aúna el producto verdaderamente local, las tradiciones española, americana y africana en los fogones, con el desembarco de unos chefs que han construido una escena brillante, atractiva y que, por sí sola, merece un viaje. Las nueve estrellas Michelin nunca fueron el objetivo. Son la consecuencia de un trabajo bien hecho a partir de siglos de sabor y tradición en las cocinas tinerfeñas.
Concentración de estrellas en el oeste
Es muy curioso y, seguro, solo es una casualidad, pero de los siete restaurantes con los prestigiosos distintivos de Michelin, seis se concentran en tres ciudades del oeste separadas apenas por 20 kilómetros. Adeje, Guía de Isora y Playa de las Américas aglutinan ocho de las nueve estrellas de la isla.
En Guía de Isora, por ejemplo, aterrizó Martín Berasategui, con su espontaneidad y simpatía pero, más importante, también con todo su saber en la cocina. Su forma de trabajar el producto local le ha otorgado dos estrellas Michelin al M.B en el Hotel The Ritz-Carlton, Abama. A los mandos de esta cocina se encuentra Erlantz Gorostiza que ha encontrado una fórmula claramente ganadora en el mestizaje entre la cocina mediterránea y las tradiciones de la isla. A la carta o en cualquiera de los dos menús degustación, la exquisita técnica de Martín Berasategui se pone al servicio del producto local para hacerte vivir algo excepcional.
El Royal Hideaway Corales Beach de Adeje cobija el otro dos estrellas de la isla: El Rincón de Juan Carlos. Aquí vamos a empezar por un consejo práctico: reserva ya, a la hora del atardecer, en cualquiera de las mesas con vistas (increíbles) al Atlántico. Y una vez que estás en ese lugar idílico, ¿qué vas a comer? Pues te vas a pegar un sabroso festín de propuestas canarias reinventadas por Juan Carlos y Jonathan, los hermanos Padrón. La calidad de cada ingrediente, la refinada presentación y la concentración de sabores y texturas te van a emocionar. El menú, claro, cambia en función de la temporada, pero el turrón de morcilla canaria y praliné de almendras nunca sale de la propuesta. Para llorar, oye. Pero llorar bien. Tú nos entiendes.
Dos estrellas para otros dos restaurantes
Sin salir de Adeje, nos vamos al San-Hô de Adrián Bosch y Eduardo Domínguez. En realidad, no es que no hayamos cambiado de ciudad, ¡es que ni hemos salido del hotel! San-Hô también está dentro del Royal Hideaway Corales Beach y allí los chefs llevan una propuesta excitante y divertida en la que fusionan las cocinas japonesa, peruana y canaria. Si cada una por separado ya da para un tratado, las tres juntas, en este restaurante tan bonito (tiene premios por su arquitectura), son un festival. El comedor tiene grandes ventanales que dan al mar y hay una agradable terraza. En los dos se pueden tomar sus dos menús (Esencia y San Hô) o platos sueltos de la carta por si solo te apetece un picoteo (o por si no puedes irte de allí sin repetir alguno de ellos). Punto extra: la gran barra te deja ver el trabajo de todos los cocineros.
Para visitar el último restaurante con estrella Michelin no hay que ir demasiado lejos, seguimos en Adeje. En un artículo en el que no dejamos de hablar de fusión y mestizaje, Nub, en el fabuloso Hotel bahía del Duque, en Adeje, se lleva la palma. América Latina, Italia y Canarias son los territorios sobre los que se asienta la propuesta de Andrea y Fernanda. Ellas vienen de Italia y de Chile, así que en Nub, la fusión es algo completamente nativo. Ofrecen dos menús: Waywen (vegetariano) y Novatore. Y, durante su degustación, se recorren todos los espacios del precioso restaurante. La terraza (Estratos) es el escenario para los entrantes. Los platos principales se sirven en la mesa (Cúmulos) y para los postres hay que ir a la muy curiosa barra (Cirroestratos). Dos palabras que definen la cocina de NUB son creatividad y vanguardia. Añade los guiños a las islas y tendrás una experiencia inolvidable.
Los recién llegados
Junto a esta constelación, desde noviembre de 2023 dos estrellas más adornan las puertas de otros dos restaurantes tinerfeños. Taste 1973, en Playa de las Américas, y Haydée by Víctor Suárez, en La Orotava, unen sus distintivos a la excelente oferta gastronómica de la isla.
El oeste sigue incrementando su leyenda con Taste 1973, el restaurante de Diego Schattenhofer en el hotel Villa Cortés de Playa de las Américas. la cocina de Taste 1973, desde hace más de veinte años, es una suerte de enciclopedia de la gastronomía canaria. Sirven dos menús degustación (Roque Guincho y Roque de Arona Hío). Cada uno de sus platos va acompañado por una cartulina en la que se informa de las características y del origen de los productos utilizados. "No creamos recetas, creamos emociones" es la frase de cabecera del chef. Cuando pruebes sus pescados madurados te darás cuenta de lo acertada que es.
Salimos, por fin, del oeste para ir hacia La Orotava, en el norte, donde Víctor Suárez custodia la estrella recién ganada para Haydée. Aires de cocinas lejanas animan los dos menús en los que los ingredientes locales laten con la tradición de la isla, de la abuela de Víctor Suárez, para ser exactos, y con influencias llegadas de Perú y de Asia. Los menús, Atlántico y Raíz, combinan colores, texturas y sabores para ofrecer una experiencia gastronómica plena, que se completa con el cuidado estilismo de su salón interior y la exuberancia feliz de la terraza.
No olvides lo local
Las estrellas, que son un reconocimiento maravilloso y una garantía de algo más que calidad, no deben impedir ver la riqueza de la gastronomía local de la isla. El guachinche actual es la evolución de las casas de comidas en las que la cocina isleña alcanza su máxima expresión.
No es posible tener una experiencia gastronómica completa sin probar lo que se lleva años, o décadas, en los fogones de la isla. Por supuesto, aunque sean un tópico, las papas con mojo son una obligación. Ni las papas ni los mojos pueden ser iguales lejos del Atlántico. Acompáñalas con unas lapas para llevarte una agradable sorpresa.
El pescado es el rey de la mesa, lógicamente. Lo más probable es que quien te lo va a cocinar haya ido a comprarlo al puerto más cercano. Déjate aconsejar. Cada pescado tiene su mejor momento y ellos son quienes saben más de la materia que cocinan cada día.
Aparte de pescado, el cochino negro es la carne autóctona que te va a encantar por su sabor y su finura. Cabra, con sus tres especies autóctonas, y conejo son las otras carnes que más protagonismo tienen en la cocina tinerfeña. Además, los guisos de carne con papas o el puchero canario te darán una idea de la tradición local.
La gastronomía tinerfeña es la rúbrica perfecta a un destino ideal para cualquier escapada. Es cercano, es accesible, es fácil y ofrece infinitas posibilidades en actividades y alojamientos. Además, como ya sabes, vas a comer como una diosa rodeada, casi siempre, por un entorno inigualable con la inmensidad del Atlántico de fondo.